miércoles, 29 de junio de 2011

carta de IGNACIO TRILLO a MIGUEL ANGEL HEREDIA

Haciendo público la carta que el ex-militante socialista malagueño y antiguo delegado provincial de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Málaga, Ignacio Trillo, le ha hecho llegar al secretario general de la ejecutiva del PSOE de Málaga, Miguel Ángel Heredia, a raíz del particular descalabro electoral sufrido por los socialistas malagueños y de la negativa de los máximos dirigentes de su dirección provincial -que tan decididamente han contribuido por sus incapacidades a abrumar el cielo malagueño de gaviotas- a asumir responsabilidades y con el secuestro personal a que tienen sometido al PSOE hurtar el debate a la militancia; cínicamente argumentado en que deben permanecer para poner en el año 2015 a los mismos candidatos a las municipales que en su mayoría han sufrido esta catástrofe electoral.
 
Distinguido Secretario General del PSOE de Málaga y diputado en el Congreso, don Miguel Ángel Heredia:
Desde que pasaron las pasadas elecciones municipales y anunciara -ante los ánimos cargados del personal militante de Málaga tan poco paciente, y con el objeto de desviar la atención para así ganar tiempo mientras nombraba a los refutados Franciscos, Conejo y Cañestro, para la Diputación- que iba a llevar a cabo una serie de encuentros con quiénes le pudieran aportar o dar luz sobre lo acontecido en las urnas, he abrigado la esperanza de ser convocado por su Señoría. Al menos, por haber sido una de las escasas voces que durante los tres últimos años más se ha destacado en adelantar la hecatombe que le esperaba, no sólo sin que se me hiciera caso alguno sino con el coste de mi propia militancia, empleando para ello obscenos métodos, y adicionalmente hasta con el puesto de trabajo en la función pública -eso sí, provisionalmente hasta que los tribunales de justicia se pronuncien- en esa táctica tan poco original e inútil consistente en matar al mensajero, como si con ello desapareciera y así se evaporaran también las causas del rumbo con destino a ninguna parte que emprendió su señoría inmediatamente a su elección. Pero al seguir por mi parte gozando de buena salud, es por lo que he permanecido a la espera de que pronto me tocaría y podría ser llamado.
Así, hasta que la pasada semana decidí telefonear al fijo de “Los Arcos”, sede de su ejecutiva provincial, y el buen amigo, a pesar de ello antiguo compañero de Partido, que cogió el auricular, me convenció que eso no iba a ser posible y que ni intentara ponerme en contacto con usted, ante el mal humor que, atrincherado en su búnker, le embarga desde esa triste noche electoral.
 A pesar de ello, intenté convencer al buen amigo -no lo entienda como que tiene un infiltrado- que esa no era mi lectura, ya que tras la desgracia electoral, por lo que he leído en la prensa, estaba usted plenamente convencido de que todo lo había hecho perfectamente. Por ello, le referí a mi interlocutor, percibía que su conciencia estaba muy tranquila, producto de la satisfacción por el buen trabajo que cree haber realizado. A ello obedece lo que manifestó, para que sirviera también, así lo entendí, como aviso a navegantes en aguas turbulentas que siempre a la primera de cambio piden dimisiones, que se mantendría de secretario general, interpreto asimismo de diputado, hasta el año 2015 de cara a colocar dedocráticamente, como cabezas de listas para las siguientes municipales, a los mismos 101 que situó ahora. Ello lógicamente incluiría a los tránsfugas e imputados en procedimientos penales pensando en lo lento que es nuestra justicia. Lástima, que los cabezas de listas, Cristóbal de Alhaurín el Grande y Ángel en Nerja, hayan dimitido por los resultados obtenidos y no le hayan obedecido. Ya sólo podrá hacerlo con 99; pero no es mal número.
Claro que después de lo que me ha dicho el amigo, he caído en la cuenta de que si durante el verano pasado, cuando un grupo de compañeros me animaron para presentarme a las primarias, no contestó a ninguna de las ocho cartas que le dirigí, ni se dignó a cogerme el teléfono, su soberbia e inmodestia no iba a cambiarlas porque el electorado le hubiera abandonado; al fin de cuentas, parece que va a tener otros cuatro años, e irían ya para dieciocho, con el remunerado puesto de diputado nacional; eso sí, aunque arrastre el premio limón al parlamentario desconocido.
Por ello, no he tenido inconveniente, para evitarle molestias, en hacerle llegar mis reflexiones a través de una Tribuna que he publicado este lunes, 27 de junio, un mes y cinco días después de su hecatombe electoral, y que ha tenido a bien ser acogida por la prensa, a la que tan poco aprecia. Tiempo que pacientemente he esperado para que no diga que me he precipitado; claro que, siendo consciente de que no le iba a hacer ni puñetero caso. Pero ya conoce lo pesado que soy y mi vocación por la escritura a pesar de que en su día elegí una carrera de ciencias.

Sin embargo, con esta Tribuna, al menos, albergo la utopía de que un día su sucesión, que deseo se produzca a la mayor brevedad posible para que no deje al PSOE de Málaga hecho un fósil, pudiera tomar nota de lo que estimase oportuno.
Con el mejor deseo de que se pudiera producir, ojalá, y en condiciones normales su inserción al fin en la vida civil, reciba mi cortés saludo. Ya le dejo con la citada Tribuna:

la tribuna

Así que pasen 20 años

Ignacio Trillo, exmilitante del PSOE | DIARIO MÁLAGA HOY, 27.06.2011
FEDERICO García Lorca solía manifestar que el teatro precisa que a los actores que aparezcan en escena se les vean los huesos, la sangre que les corre y la tragedia de sus vidas. Así que pasen cinco años es una obra dramática del genio granaino del 27, de soplo surrealista, lirismo radiante, sutil y chispeante. Aquí, los personajes acaban sin luz, sin energía, no hay mañana para ellos; han sido reducidos a casi sombras que deambulan hacia lo único que les es dado experimentar ya: su desaparición.

Me sirve este prólogo como remedo de lo que le sucede a la dirección del PSOE de Málaga tras el batacazo electoral del 22-M, pero cuyo inicio de declive no le surge en los últimos cinco años, cuando el mal se le agrava hasta hacerse terminal, sino hace dos décadas. Entre esos 20 años, dos crisis económicas, y trece largas añadas del boom económico sustentadas sobre los frágiles pies de barro del ladrillo -que tanto denuncié y que ni caso me hicieron- acompañaron, no como causa única, a convulsionar el mapa malacitano, pasando del rojo rosal socialista que de forma hegemónica cubría más de su 90%, hasta hacerse, por igual, pero de tono azulado chillón PP.

Sin embargo, ¿tanto cambió la sociología de nuestra tierra para que se produzca ese vuelco en las urnas tan opuesto y simétrico en sólo dos décadas? Está claro que aunque 20 años no sean nada en la historia de Málaga, el salto acontecido queda manifiesto. Pero la crisis no ha sido el único motivo del descalabro del PSOE, aunque se atrincheren sus cabecillas para eludir ceses. En cambio, esta derrota socialista, ya anunciada, sí es debida a otras crisis: de identidad, de valores y de proyecto. Aquí en Málaga, además, adquiere tintes específicos muy alarmantes: 18 puntos frente a los 5 que el PP saca al PSOE como media de las otras siete provincias andaluzas.

Abundando, si preguntamos a los malagueños cómo se posicionan entre los dos extremos políticos, de 1 a 10, apreciaremos que, desde 1991 al 2011, han permanecido casi invariables, con leve zigzag, definiéndose en una media que va del 6 al 7. Dicho en el lenguaje político: de centro izquierda. Este hecho no resulta en la mayoría de Andalucía. Por tanto, menos es explicable que, elección tras elección fuera percibiéndose ese trasvase de apoyos del PSOE al PP que en este 22-M ha sido demoledor; saltándose incluso el umbral del interior de nuestra provincia, hasta ahora infranqueable para los populares.
Pero si eso se venía indicando, ¿por qué el PSOE no ponía remedio? ¿O es que el PP lo hacía de manual de excelencia? El naufragio del PSOE malagueño es más atribuible a deméritos propios que al exultante acierto del PP, sin que le niegue a éste su parte.
El PP ha sabido transmitir en Málaga solidez y confianza, una interesada imagen de partido no instalado en esa derechona dura y extrema que pulula por España. Con una efigie de equipo, equilibrado intergeneracional y espacial, cohesionado en su unidad interna, sin irradiar su logro a base de despotismo. Ligado al progreso y al futuro al copar lo urbano donde más posibilidades hay de trabajo y formación. Que lidia, y aísla, los perversos casos de corrupción que se le presentan y a los que el electorado de forma incomprensible perdona...

Por contra, la última carga que proyecta el PSOE malagueño no puede ser más negativa, con muchos elementos de lo denunciado ahora por el 15-M que los viciaron en la postrera década. Partido que, a pesar de decirse de izquierda, ha ido tirando por la borda jirones de sus principios, ética, referentes morales y de buena gestión.

Agotado, sin proyecto y sin saber reaccionar ni a adónde ir. Que lo mismo acoge en su seno el transfuguismo como justifica la imputación urbanística corruptiva, a la vez que confina lo que descifra como talento y que es su mejor nexo con la sociedad. Con una débil y bisoña dirección desmalagueñizada, dependiente de la centralidad transprovincial. Que usa obscenamente a las instituciones, en su confusión partido/administraciones públicas, no para el interés general sino como sindicato del empleo público de cara a sus enjuagues y redes clientelares, con repartos individuales de cargos con destino a la mediocridad, el bajo perfil y la adulación más vil: todo lo opuesto al conocimiento, la eficacia y la especialización.

Un partido donde la responsabilidad política y el rendimiento de cuentas no existen. Carente de liderazgos, de pensadores y de credibilidad. Con enormes problemas para gobernarse. La huida de los ocho primeros ediles de la lista de la capital originada antes del 22-M es una muestra.
Hecho trozos entre sus clanes del poder por el poder, el debate democrático interno se percibe como imposible y la designación dedocrática su vocación ante la pavorosa alergia que le tiene a las primarias. Asentado sobre un enorme desequilibrio geográfico en su composición interna, a favor del interior frente a la periferia, con dejadez hacia los sectores sociales más dinámicos. Cimentado en un gran abismo entre sus veteranos militantes y esa prole de jóvenes inexpertos, revejidos y desideologizados, iracundamente ambiciosos, sin currículum y aislados socialmente, que, además, han tomado la política como una profesión para toda la vida.

Partido sin comunicación, que ha abandonado el tejido asociativo vecinal, cultural y sindical, enrocándose en sus conspirativas y siniestras agrupaciones ajenas al ideario socialista. Y donde la afiliación en estos 20 años se ha reducido en un 75%.
Así no es de extrañar lo declarado en las urnas por el sufrido elector socialista: hasta aquí pesadamente os he portado, no hay más prórrogas si no os regeneráis. Y lo peor del caso es que siguen igual: anclados para su desaparición. Es la gran tragedia del PSOE de Málaga, como El gran teatro del mundo de Calderón.

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